jueves, 16 de junio de 2011

Con los ojos vendados

Siento tu aliento en mi cara, tu respiración pausada. Mis ojos cubiertos por un pañuelo de seda me impiden ver tu cara. No importa, la conozco a la perfección, cada rasgo, cada gesto...Aún sin verte puedo recrear tu sonrisa pícara, el brillo de tus ojos juguetones...El aroma de tu piel se funde con el de las velas.
Tus labios se posan timidamente en los mios...¿timidamente? no, lo haces con intención. Quieres que pruebe su sabor para que desee con más fuerza que no te separes de mí, para que no deje de necesitar su contacto. Tu lengua recorre la comisura de mis labios que la reciben con avidez, y juega con la mía, se enreda en ella.
Tus manos, grandes, ásperas...se deslizan por mi cuello haciéndome estremecer. Uno de tus dedos dibuja despacio la curva de mi garganta, acaricia por descuido el lóbulo de mi oreja...y entonces siento tu mordisco suave. Quiero tocarte, pero me lo impides cogiéndome de las manos con fuerza mientras las levantas por encima de mi cabeza.
Me revuelvo inquieta bajo tu cuerpo y siento tu pecho pegado contra el mio, puedo sentir el latir agitado de tu corazón y tus labios de nuevo sobre los mios, tu lengua adueñándose de mi boca, tu cuerpo convulsionando el mio con su contacto...Y por fin me quitas la venda, y puedo verte...

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